sábado, 26 de marzo de 2011

Reinas



No sabía como entrar en calor bajo la lluvia de focos, ni tampoco cuanto tiempo aguantaría allí, lo único que tenía claro era que necesitaba sentirse vivo. Se paseaba con aire tímido entre los cuerpos, sin ánimo de mirarlos, o tal vez sí, llegados a dicho punto ni siquiera él lo sabía. La multitud se agolpaba y resultaba casi imposible divisar miradas más allá de lo inmediato, aunque tampoco había mucho que divisar, básicamente la sala estaba llena de Narcisos exhibicionistas que probablemente no sabían distinguir entre una conversación y un cuestionario. Nadie hacía ningún movimiento. Todos miraban, dando perspectiva a su caza furtiva. No estaba en condiciones de juzgar si aquello era un hombre o una mujer, pero pudo comprobar las dotes artísticas de semejante ser, a pesar de que hubiera preferido no hacerlo. La música se volvió estridente y sórdidamente lasciva. Todo estaba permitido, incluso la música.
Pasaron las horas y el hielo de la copa se estaba consumiendo, al igual que sus expectativas.  El baño parecía un desfile de gallinas obscenas que no conocían el precio de la integridad.
Decidió que ya estaba lo suficientemente borracho como para ridiculizarse a sí mismo, y tal vez, ganar la simpatía de alguien que no tuviera concepción de lo ridículo. De repente, un "hola" lo paralizó in situ y, tras mirar a su izquierda, conoció inmediatamente al dueño de dicha palabra. -Por un instante la noche se ha vuelto normal-, pensó en voz alta....

No hay comentarios:

Publicar un comentario