viernes, 17 de diciembre de 2010

Todo lo que quiero por Navidad eres tú



Tal día como hoy las palabras no valen nada. He de confesar que todo esto que escribo sale del alma y ni siquiera otros que han forjado un nombre en la literatura y han desafiado las reglas de la palabra escrita podrían describirlo con más euforia que la mía.

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No sé si eres consciente pero un pedacito de mi mundo eres tú, a veces más sólido, a veces más frágil. ¿Quién te iba a negar el derecho a hundirte en el lodo y asomar la cabeza para respirar y volver a asfixiarte, sentirte diminuta y fugaz, respirar de nuevo y comenzar a remontar? ¿Quién no te iba a conceder la posibilidad de decirlo con tus palabras, y no las de otro, hacerlo tuyo, hacer que ese momento cuente y seguir superando obstáculos uno tras otro? ¿Quién no te deja ser feliz?
Llegados a este punto, ambos sabemos que en ti vive la fortaleza, la perseverancia y la constante determinación de quien no deja que un pasado cruel, pero certero, le haga saber quien ha sido, si no quien será.
Posiblemente muchos otros habrán manifestado amor, devoción o incluso admiración. Yo no. Desde este pequeño punto cardinal donde me encuentro ahora mismo, donde laten mis emociones y mis pensamientos y reflexiones colisionan en mi mente no dejando paso al aire limpio de intranquilidad, desde este pequeño círculo que forma parte de lo que soy, que condiciona mi existencia, asimila mis hechos y afronta mis consecuencias.....Te adoro. En el sentido más existencial que puedas sacar de ello. Adoro lo que dices, cuando lo dices y por qué lo dices. Adoro la forma en la que has llegado a mirar de ese modo. Adoro la forma en la que todo tu mundo depende de ti, cada momento, cada herida, cada sonrisa, cada persona que entra y sale de tu vida. Adoro como todas esas cosas hablan de ti, ¿no lo captas? Su felicidad gira en torno a ti.

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Eres mi mejor regalo de Navidad.

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