sábado, 20 de noviembre de 2010

Aquí todo es ceniza




14 de septiembre.

Querido Johnny,

Aquí todo es ceniza. El cuerpo cada vez pesa más y no creo que mi corazón pueda soportarlo. En estos últimos días he sido partícipe de la capacidad humana por el deseo de aniquilar, pura venganza. No hay ni un sólo segundo en el que no escuche los gritos, los nombres de cientos de personas alzados al aire con la esperanza de verlos aparecer a lo lejos, tras el polvo y la frustración, pero no aparecen, nunca lo hacen.
He dormido con explosiones y he vivido con el silencio y aún no puedo decirte cual de los dos hace más daño. Hace casi dos días que apenas como nada, y lo peor de todo es que empiezo a acostumbrarme. No huelo bien, casi no puedo respirar y esta agonía es cada vez más insoportable. Sorprendentemente me mantengo en pie, sosteniendo el fusil con entereza, aislando las imágenes en mi cabeza y soportando la carga de derramar sangre por una bandera.
No he vivido tanto como tú, mi querido amigo, pero desde que estoy aquí me cuesta entender como pudimos llegar a hacernos tanto daño: no éramos enemigos, ni siquiera eras alquien a quien deseara apartar de mi lado. Te veía, todos los días, más allá de la ropa, más allá de los gestos y las palabras. Y aún te veo.
Anoche, cuando nos disponíamos a dormir, me encontré con una niña que jugaba con un oso de peluche roto y descosido cerca de la base. Cuando me acerqué para explicarle que no debería estar ahí, me preguntó: "¿A cuántos hombres has matado hoy?". Esas palabras fueron como piedras en mi corazón, y me puse a pensar en todos aquellos hombres que había matado y en todas las veces que te había abrazado.....No pude soportar el resultado.
Vuelvo a casa, a pesar de las bombas y las metrallas. Te echo de menos, a pesar de los años que nos hemos anulado el uno al otro.

Steve.

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