viernes, 14 de enero de 2011

Tiempo



Tiempo. Ellos dicen que el tiempo es crucial en la partida. Al parecer, éste es el único que juega con ventaja pues corre, se escapa, se congela, se mueve, atrás, hacia delante, presente, pasado, futuro. Arrasa con lo que deja a su paso y no tiene compasión con todo aquello que se pudre, se deteriora, se hace basto y tedioso y lo mata la agonía de verlo pasar, la tristeza arrolladora de hacer frente a las horas y la incansable necesidad de intentar hacerlo girar atrás, como si tiraras un dado en mitad de un tablero y el destino de las fichas acabara de escribirse con tinta imborrable, férrea, de acero macizo y piedra caliza.
Lunes, martes, miércoles, jueves.....Enero, febrero, marzo.....Cuando llegues al doce vuelve a empezar. El tiempo se empeña en repetir los días, uno tras otro, indagando en el profano aburrimiento de todo lo imaginativamente sacro incumplido, y después de hundirte en el lodo, de atiborrarte de falsas esperanzas y minutos caducados de tiempo incesante, sigue caminando, y camina, y camina y morirás sin verlo pararse un instante a los ojos de la realidad.

Hay situaciones que paran el tiempo....Ellos dicen que cosas tan divagantes como el amor y sustancias tan vigorosas como la saliva de un beso detienen el tiempo, ipso facto, y aceleran el pulso, como si dos cuerpos convergieran en un mismo punto en el espacio y se congelasen mientras los demás continúan paseando por el umbral de la estupidez peyorativa, escalando el tiempo.

Ese que cura las heridas y vuela hasta el infinito, regresa, se burla de tus días y vuelve al infinito, puede hacer de tu vida la más insoportable de las levedades o la más fugaz de las tormentas. Todo lo que cada ser humano necesita es algo más de tiempo. Tiempo para caer, tiempo para levantarse, tiempo para crecer, tiempo para madurar, tiempo para malgastar y dejarlo ir. Tiempo.

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