domingo, 23 de enero de 2011

Una historia importante



Mi orgullo provocó mi caída, y la integridad de la que tanto me jactaba fue a parar a tu arrogancia.

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¿Con cuánta gente te has topado a lo largo del camino? ¿Cuántas historias? ¿Cuántas compañías? Lo que ahora necesitas es una historia importante. ¿Cómo se define el amor si no es en términos de locura transitoria y enrevesada que aturde la lógica del que ama y el mundo del que es amado? ¿Qué hace que sea distinto? ¿Qué marca la diferencia entre lo obsoleto, lo sucedáneo y lo auténtico?
Sabes que deberías detenerte un instante y mirar a tu alrededor, percatarte de todo lo verdadero y abrir esa puerta; vencer el miedo y la culpa y aceptar la necesidad de pertenecer a alguien, de ser alguien para alguien y un alguien para el resto. Si no te condicionas, si no te limitas, si llevas contigo ese lastre, únicamente si lo haces así, sabrás como duele, como escuece, como pesa el cuerpo, como quema por dentro y hiela por fuera; como se hace gélido el intento de respirar en la ausencia y como se deteriora la pasión que originariamente fue soberbia.
Sabes que podrías dar mucho más, que hay obstáculos que te superan, que eres incapaz de superar esas barreras, y aún así, eres tan escrupulosamente estúpido que te revuelcas en la miseria y le haces la cama a la desdichada conciencia sin criterio ni coherencia. Te apetece sufrir sin sufrir, necesitas amar sin sufrir....Pues te diré algo: amar es sufrir, es caer, es romper con lo establecido, compartir más que un momento, jugar sin saber como acabará la partida, afrontar consecuencias, definir lo imperfecto, moldear lo rutinario y hacerlo nuevo, perseguir ese deseo, devolvérselo al viento cuando haya caducado, saquear los temores para dejar sitio a los venideros, echarle sal a las heridas, sentarte al borde de su piel, dar vueltas sin parar, vivir para contarlo.
Si no aceptas esto, no puedes anhelar un amor que el tiempo respete y perdure, pues nada es para siempre a no ser que siempre forme parte de tu presente. Así pues, vete a dormir, que mañana amor será noción de otros parámetros que volverán a hacerse férreos tal vez en treinta años.

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